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miércoles, 11 de mayo de 2016

RÍO BRAVO

(Rio Bravo) - 1959

Director: Howard Hawks
Guion: Leigh Brackett y Jules Furthman

Intérpretes:
John Wayne: John T. Chance
- Dean Martin: Dude
- Angie Dickinson: Feathers
- Walter Brennan: Stumpy
- Ricky Nelson: Colorado Ryan
- Ward Bond: Pat Wheeler
- John Russell: Nathan Burdette
- Claude Akins: Joe Burdette


Música: Dimitri Tiomkin

Productora: Warner Bros
País: Estados Unidos

Por: Jesús CendónNota: 10

Colorado Ryan: ¿Cómo es que usa rifle?
John T. Chance: Descubrí que con el revolver algunos eran más rápidos que yo

Obra cumbre del western en particular y del cine en general dirigida por el gran Howard Hawks en 1959 e interpretada, como en todos los westerns de este director salvo “Río de sangre”, por John Wayne.

Reparto de Rio Bravo

SINOPSIS: El hermano del cacique de un pueblo de Texas en la frontera con Méjico ha asesinado a un individuo. El sheriff del pueblo, John T. Chance, tras apresarlo decidirá hacerse fuerte contra las acometidas del cacique en la cárcel. Para ello tan sólo contará con la ayuda de un borracho y de un viejo tullido, a los que se unirá, posteriormente, un joven pistolero que trabajaba para un amigo asesinado del sheriff. El drama está servido.



Creo que no exagero al calificar a este filme de obra maestra. En ella Howard Hawks dio lo mejor de sí mismo, y estamos hablando de uno de los mejores directores de cine, lo que se aprecia desde su hipnótico inicio, puro cine, en el que sin palabras y en apenas cinco minutos queda planteada toda la trama de la película. A partir de ahí asistiremos a una historia contada de forma magistral con un ritmo trepidante y en la que aparecen varias de las constantes de este director:



- La profesionalidad. Como leí hace tiempo los héroes de Hawks, a diferencia de los de Ford, actúan generalmente porque les pagan para ello; es decir, son auténticos profesionales que conocen perfectamente cuál es su trabajo y qué obligaciones conlleva el mismo. De hecho, la película se filmó porque Hawks no concebía la actitud de Gary Cooper en “Sólo ante el peligro”, puesto que para él un sheriff está para proteger a la comunidad y no para pedir ayuda a sus conciudadanos.



- La exaltación de la amistad y de la camaradería. Nos encontramos como en gran parte de sus películas (“Sólo los ángeles tienen alas”, “El Dorado”, “Hatari”) con un grupo de amigos que deben enfrentarse a una serie de peligros para cuya solución será fundamental que se mantengan unidos. Pero es que además parece que el director nos esté invitando a conocer y formar parte de ese entrañable grupo; así, de hecho, en la escena en la que cantan dos temas, entre ellos la magnífica “My rifle, my pony and me”, da la sensación de que el espectador está con ellos como si fuera uno más porque a lo largo del metraje ha conseguido que sientas que John, Dude y el viejo Stumpy son también tus amigos.



- La lucha de sexos. Tema ya presente en sus primeras comedias como “La fiera de mi niña”, en las que nos presenta personajes femeninos con una fuerte personalidad que no se limitan a ser meras comparsas y que aquí está maravillosamente representada en la relación que mantienen Chance y Feathers, en la que destacan las brillantes y rápidas réplicas y contrarréplicas de ambos.



Si la dirección es sublime, con la sencillez derivada de la genialidad, el guión de Leigh Brackett (escritora de ciencia ficción y habitual guionista de Hawks) y de Jules Furthman no lo es menos. Para mí uno de los mejores que he podido disfrutar, en el que se mezcla magistralmente acción (las escenas de tiroteos son soberbias, a destacar aquella en la que Colorado le arroja el rifle a Chance o la escena final), drama (representado sobre todo en Dude, un hombre que ha perdido todo, incluso la dignidad, por una desafortunada relación y que intenta cicatrizar sus heridas refugiándose en el alcohol), humor (genial la pareja de mejicanos amigos del sheriff) y amor (la escena en la que Chance lleva a Feathers en sus brazos a la cama es puro romanticismo).



Y como no hay dos sin tres, tenemos la banda sonora del genial Dimitri Tiomkin que cuenta con tres o cuatro temas maravillosos, desde el que aparece en los títulos de crédito, pasando por la canción anteriormente citada que es una adaptación del tema principal que compuso para “Río Rojo”, hasta el tema “Degüello” que volvería a aparecer en la gran banda sonora que compuso para “El Álamo”.



Por último, para redondear la peli, tenemos un puñado de actores en estado de gracia. John Wayne está soberbio como el integro y digno sheriff dispuesto a proteger a su comunidad aunque le pueda costar la vida, que no aceptará la ayuda de nadie porque sabe que ese es su deber y que se mantendrá fiel a sus amigos aunque uno de ellos en un arrebato le llegue a pegar. Creo que vuelve a demostrar lo gran actor que era y, sorprendentemente, sus dotes para la comedia. A Dean Martin creo que nunca le he visto tan convincente como en su personaje del torturado Dude. El robaplanos Walter Brennan hace aquí, junto con “Río Rojo” y “Tener o no tener”, la que para mí es su mejor interpretación y ojo estamos hablando de uno de los mejores actores que ha dado el cine. Angie Dickinson nunca ha estado tan bella y convincente como en esta peli. Ward Bond magnífico en un pequeño papel en el que destaca la naturalidad de las dos conversaciones que mantiene con Wayne, en la vida real grandes amigos y compañeros de borracheras junto a Ford. Quizás el único que desentona un poco es Ricky Nelson que no está a la altura del resto del reparto.



En definitiva, una gran peli para ver una y mil veces con el objeto de reencontrarte con unos viejos amigos que te esperan en el Far West.
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Por: Xavi J. PruneraNota: 9

Todos los amantes del western tenemos nuestras preferencias. La genialidad de cineastas como Ford, Mann, Peckinpah o Leone resulta tan genuina y acusada que su cine suele generar en el espectador un grado de devoción prácticamente ilimitado. Yo me decantaría por los dos últimos pero, curiosamente, si me viera obligado a escoger un solo western capaz de aunar las claves y el espíritu global del género, mi principal opción sería “Río Bravo”, de Howard Hawks. Y no creo que fuera el único.



Probablemente “Río Bravo” no sea el mejor western jamás rodado. Es más, para mi no lo es. Ello no impide, no obstante, que le guarde a la peli de Hawks un cariño especial y que la considere como un inmejorable paradigma para que cualquier neófito deseoso de adentrarse en el legendario universo del far west pueda hacerlo a través de ella.



Os contaré una anécdota. En cierta ocasión le pregunté a un colega muy fanático de las pelis del oeste qué western salvaría de una hipotética hecatombe nuclear si sólo pudiera escoger uno. Tras resoplar varias veces y maldecir todos los huesos de mi cuerpo, masculló: ¿Sólo uno?. Me has matado. Ufff!... Pues “Río Bravo”. Su traumática elección me animó a revisar nuevamente la peli de Hawks. Quería corroborar si la magia de su recuerdo permanecía aún allí. Inalterable y eterna.



Afortunadamente, el sheriff Chance (John Wayne) seguía allí, en Presidio, con su firmeza e integridad intactas. A su lado, un atormentado borrachín (Dean Martín) y un tullido cascarrabias (Walter Brennan), se le mantenían incombustiblemente fieles, patrullando las calles y custodiando esa famosa celda mientras los secuaces de Burdette aguardaban la ocasión propicia para liberar al detenido. Asimismo, Feathers (Angie Dickinson) permanecía aún en el hotel, bellísima y espléndida, como siempre. Renunciando una y otra vez a coger esa maldita diligencia que habría de separarle de Chance para siempre.



Y, como la primera vez, el viejo Hawks me sorprendió nuevamente en el saloon. Con ese patadón a la escupidera y ese certero balazo a un contrapicado traidor. Con esa sabia combinación de drama, comedia, acción y romance. Con esa capacidad narrativa tan cómoda y natural. Con esa canción del degüello que sublima aún más, si cabe, una peli muy muy grande.



Aquella noche me acosté convencido de una cosa. El western jamás morirá mientras alguien, en algún lugar, vea por primera vez “Río Bravo”.

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FOTOS:

Angie Dickinson

John Wayne, Dean Martin y Ricky Nelson

Walter Brennan y John Wayne


John Wayne, Dean Martin, Ricky Nelson y Howard Hawks

Ricky Nelson y John Wayne

John Wayne, Angie Dickinson y Howard Hawks

Angie Dickinson

Angie Dickinson

Ricky Nelson

Dean Martin y Angie Dickinson

John Wayne, Ricky Nelson y Angie Dickinson





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TRAILER:



miércoles, 16 de diciembre de 2015

FORT APACHE

(Fort Apache)  - 1948

Director: John Ford.
Guión: Frank S. Nugent.

Intérpretes:
- John Wayne: Capitán Kirby York
- Henry Fonda: Coronel Owen Thursday
- Shirley Temple: Philadelphia
- John Agar: Teniente O’Rourke
- Ward Bond: Sargento Mayor O’Rourke
- Victor McLaglen: Sargento Festus Mulcahy
- Pedro Armendáriz: Sargento Beafourt
- George O’Brien: Capitán Sam Collingwood

Música: Richard Hageman.
Productora: Argosy Pictures
País: Estados Unidos

Por: Jesús Cendón. Nota: 9

“Con todos los respetos señor, si los ha visto no eran apaches”. (Capitán Kirby York). 

El filme es el primero y para muchos el mejor (yo tengo mis dudas porque también me gusta mucho “La legión invencible” en original “She wore a yellow ribbon”) de la famosa trilogía de John Ford sobre la caballería estadounidense. Trilogía que se completaría en 1950 con “Rio Grande”.


La película adapta el relato “Masacre”, levemente inspirado en la batalla de Little Big Horn, del prolífico escritor de relatos y novelas del oeste James Warner Bellah (cuento editado junto con otros relatos y una novela corta en la colección Frontera de Valdemar) a través de un gran guion de Frank S. Nugent (habitual en los filmes de Ford) en el que, además del desarrollo ejemplar de la historia, destaca la multitud de personajes, todos ellos perfectamente trabajados (por lo que he leído Ford le obligó a escribir una biografía para cada uno de ellos, incluidos los secundarios) y la profunda labor de investigación sobre la caballería estadounidense que revierte en un gran realismo.

























Dos cuestiones, que no figuran en el relato de Bellah, cobran vital importancia en la película:

- El retrato de la caballería, y por extensión del ejército, que lleva a cabo Ford; puesto que, la guarnición al estar aislada del mundo civilizado se configura como un microcosmos en el que reina la armonía entre las distintas clases sociales representadas por los oficiales (burguesía) y los suboficiales y tropa (proletariado), interrelacionándose los miembros de ambas clases de forma natural sin que se produzcan conflictos entre ellos; de tal forma que, prácticamente, se comportan como una gran familia. Sólo un personaje se mantiene al margen, el coronel Owen Thursday. Nos encontramos ante un oficial amargado al haber caído en desgracia que persigue recuperar el prestigio perdido a través de una campaña militar exitosa contra los indios y paradójicamente, por su prepotencia, acabará con la mayor parte de los miembros de esa comunidad (el paralelismo con George Armstrong Custer es evidente). Su sentimiento de pertenecer a una clase elevada y su rechazo a relacionarse con el “proletariado” se manifiesta en su actitud al conocer la relación existente entre su hija y el teniente O’Rourke, procedente de una familia modesta (su padre es el sargento mayor); por lo que niega, además, la capacidad de un individuo para ascender de clase social. Igualmente su clasismo se revela en el baile de los suboficiales al mostrar su contrariedad por tener que abrir el mismo junto a la esposa del sargento mayor O’Rourke.

























Relacionado con esta cuestión se encuentra el alegato final del capitán Kirby York al ensalzar, como ya había hecho Ford en boca de la familia Joad en la indispensable “La uvas de la ira”, la labor de la tropa-proletariado en la conquista del Oeste; es, en definitiva, el pueblo el que con su esfuerzo y su sangre construyó los Estados Unidos.

- La visión de los nativos estadounidenses. Nos encontramos ante uno de los primeros westerns revisionistas en el que se reivindica la figura de los indígenas. Así, estos pasan de ser una simple amenaza abstracta para presentárnoslos como unos individuos caracterizados por su dignidad, nobleza, honorabilidad y fidelidad a la palabra dada. Engañados por el hombre blanco, representado en el funcionario a cargo de la reserva, se alzarán en armas al no encontrar respuesta ante un obcecado Thursday a sus justas reivindicaciones.

























Además, la dirección de Ford roza la perfección, tanto en los exteriores con proliferación de las panorámicas y la sabia utilización de la grúa que le permite retratar magníficamente su querido Monument Valley, como en los interiores con sus bellos y típicos encuadres (la secuencia del baile es en sí una pequeña obra maestra). Además nadie como él para combinar escenas épicas (¡Qué maestría en la secuencia de la persecución del carro por los indios!) con escenas de tono más intimista (preciosa la llegada a casa del novato teniente O’Rourke y cómo se levanta despacio su padre, un suboficial, mientras le mira henchido de orgullo y emoción ya que su hijo ha conseguido convertirse en un oficial) y con otras marcadamente humorísticas tan propias de su cine.
























Técnicamente la película tiene un nivel altísimo, ya que cuenta con una preciosa fotografía en blanco y negro de Archie Stout (¡qué belleza ver a los soldados recortados en el horizonte mientras se dirigen a la muerte!) y una gran dirección artística fruto de la citada labor de investigación.



Por lo que respecta a la banda sonora me ha parecido estupenda y está a la altura del resto de elementos del film, combinando temas originales de Richard Hageman con marchas militares (entre otras suena “She wore a yellow ribbon”) y canciones de la época, característica habitual de las bandas sonoras de los films de Ford.



En cuanto al elenco de actores, el western está encabezado por dos grandes estrellas que protagonizan un duelo interpretativo de gran altura: John Wayne como el cercano y humano capitán Kirby York, un oficial respetuoso con el enemigo que intentará evitar la guerra a toda costa; y Henry Fonda como el arrogante, clasista, estricto y ambicioso coronel Owen Thursday, representante de los oficiales despóticos y tiránicos, que en su prepotencia se mostrará incapaz de entender la idiosincrasia del puesto fronterizo al que fue destinado y subestimará fatalmente al enemigo. Junto a ellos, arropándolos perfectamente, parte de los habituales del cine de Ford: Ward Bond (soberbio como casi siempre), Victor McLaglen (magnífico en un papel bastante cómico), Jack Pennick, Hank Worden y George O’Brien como el oficial que conoce el secreto de Thursday. Quizás los más flojos sean Shirley Temple y John Agar, matrimonio en la vida real, que interpretan a una pareja de enamorados.



Por último tengo que referirme al amargo final que en cierto modo anticipa al de “El hombre que mató a Liberty Valance” (“The man who shot Liberty Valance”), puesto que una vez que nos ha relatado la verdad de los hechos nos muestra cómo llegan éstos de forma diferente al pueblo convirtiéndose en leyendas poco ajustadas a la realidad, y es que ya se sabe: “Esto es el Oeste y cuando los hechos se convierten en leyenda no es bueno imprimirlos”.



























Ford, Wayne, Fonda, la caballería, el Monument Valley…la épica y la lírica de la conquista del Oeste narrada por el mejor director de la Historia del Cine. Eso es Fort Apache.


FOTOS:

TRAILER

FORT APACHE

(Fort Apache)  - 1948

Director: John Ford.
Guión: Frank S. Nugent.

Intérpretes:
- John Wayne: Capitán Kirby York
- Henry Fonda: Coronel Owen Thursday
- Shirley Temple: Philadelphia
- John Agar: Teniente O’Rourke
- Ward Bond: Sargento Mayor O’Rourke
- Victor McLaglen: Sargento Festus Mulcahy
- Pedro Armendáriz: Sargento Beafourt
- George O’Brien: Capitán Sam Collingwood

Música: Richard Hageman.
Productora: Argosy Pictures
País: Estados Unidos

Por: Jesús Cendón. Nota: 9

“Con todos los respetos señor, si los ha visto no eran apaches”. (Capitán Kirby York). 

El filme es el primero y para muchos el mejor (yo tengo mis dudas porque también me gusta mucho “La legión invencible” en original “She wore a yellow ribbon”) de la famosa trilogía de John Ford sobre la caballería estadounidense. Trilogía que se completaría en 1950 con “Rio Grande”.


La película adapta el relato “Masacre”, levemente inspirado en la batalla de Little Big Horn, del prolífico escritor de relatos y novelas del oeste James Warner Bellah (cuento editado junto con otros relatos y una novela corta en la colección Frontera de Valdemar) a través de un gran guion de Frank S. Nugent (habitual en los filmes de Ford) en el que, además del desarrollo ejemplar de la historia, destaca la multitud de personajes, todos ellos perfectamente trabajados (por lo que he leído Ford le obligó a escribir una biografía para cada uno de ellos, incluidos los secundarios) y la profunda labor de investigación sobre la caballería estadounidense que revierte en un gran realismo.

























Dos cuestiones, que no figuran en el relato de Bellah, cobran vital importancia en la película:

- El retrato de la caballería, y por extensión del ejército, que lleva a cabo Ford; puesto que, la guarnición al estar aislada del mundo civilizado se configura como un microcosmos en el que reina la armonía entre las distintas clases sociales representadas por los oficiales (burguesía) y los suboficiales y tropa (proletariado), interrelacionándose los miembros de ambas clases de forma natural sin que se produzcan conflictos entre ellos; de tal forma que, prácticamente, se comportan como una gran familia. Sólo un personaje se mantiene al margen, el coronel Owen Thursday. Nos encontramos ante un oficial amargado al haber caído en desgracia que persigue recuperar el prestigio perdido a través de una campaña militar exitosa contra los indios y paradójicamente, por su prepotencia, acabará con la mayor parte de los miembros de esa comunidad (el paralelismo con George Armstrong Custer es evidente). Su sentimiento de pertenecer a una clase elevada y su rechazo a relacionarse con el “proletariado” se manifiesta en su actitud al conocer la relación existente entre su hija y el teniente O’Rourke, procedente de una familia modesta (su padre es el sargento mayor); por lo que niega, además, la capacidad de un individuo para ascender de clase social. Igualmente su clasismo se revela en el baile de los suboficiales al mostrar su contrariedad por tener que abrir el mismo junto a la esposa del sargento mayor O’Rourke.

























Relacionado con esta cuestión se encuentra el alegato final del capitán Kirby York al ensalzar, como ya había hecho Ford en boca de la familia Joad en la indispensable “La uvas de la ira”, la labor de la tropa-proletariado en la conquista del Oeste; es, en definitiva, el pueblo el que con su esfuerzo y su sangre construyó los Estados Unidos.

- La visión de los nativos estadounidenses. Nos encontramos ante uno de los primeros westerns revisionistas en el que se reivindica la figura de los indígenas. Así, estos pasan de ser una simple amenaza abstracta para presentárnoslos como unos individuos caracterizados por su dignidad, nobleza, honorabilidad y fidelidad a la palabra dada. Engañados por el hombre blanco, representado en el funcionario a cargo de la reserva, se alzarán en armas al no encontrar respuesta ante un obcecado Thursday a sus justas reivindicaciones.

























Además, la dirección de Ford roza la perfección, tanto en los exteriores con proliferación de las panorámicas y la sabia utilización de la grúa que le permite retratar magníficamente su querido Monument Valley, como en los interiores con sus bellos y típicos encuadres (la secuencia del baile es en sí una pequeña obra maestra). Además nadie como él para combinar escenas épicas (¡Qué maestría en la secuencia de la persecución del carro por los indios!) con escenas de tono más intimista (preciosa la llegada a casa del novato teniente O’Rourke y cómo se levanta despacio su padre, un suboficial, mientras le mira henchido de orgullo y emoción ya que su hijo ha conseguido convertirse en un oficial) y con otras marcadamente humorísticas tan propias de su cine.
























Técnicamente la película tiene un nivel altísimo, ya que cuenta con una preciosa fotografía en blanco y negro de Archie Stout (¡qué belleza ver a los soldados recortados en el horizonte mientras se dirigen a la muerte!) y una gran dirección artística fruto de la citada labor de investigación.



Por lo que respecta a la banda sonora me ha parecido estupenda y está a la altura del resto de elementos del film, combinando temas originales de Richard Hageman con marchas militares (entre otras suena “She wore a yellow ribbon”) y canciones de la época, característica habitual de las bandas sonoras de los films de Ford.



En cuanto al elenco de actores, el western está encabezado por dos grandes estrellas que protagonizan un duelo interpretativo de gran altura: John Wayne como el cercano y humano capitán Kirby York, un oficial respetuoso con el enemigo que intentará evitar la guerra a toda costa; y Henry Fonda como el arrogante, clasista, estricto y ambicioso coronel Owen Thursday, representante de los oficiales despóticos y tiránicos, que en su prepotencia se mostrará incapaz de entender la idiosincrasia del puesto fronterizo al que fue destinado y subestimará fatalmente al enemigo. Junto a ellos, arropándolos perfectamente, parte de los habituales del cine de Ford: Ward Bond (soberbio como casi siempre), Victor McLaglen (magnífico en un papel bastante cómico), Jack Pennick, Hank Worden y George O’Brien como el oficial que conoce el secreto de Thursday. Quizás los más flojos sean Shirley Temple y John Agar, matrimonio en la vida real, que interpretan a una pareja de enamorados.



Por último tengo que referirme al amargo final que en cierto modo anticipa al de “El hombre que mató a Liberty Valance” (“The man who shot Liberty Valance”), puesto que una vez que nos ha relatado la verdad de los hechos nos muestra cómo llegan éstos de forma diferente al pueblo convirtiéndose en leyendas poco ajustadas a la realidad, y es que ya se sabe: “Esto es el Oeste y cuando los hechos se convierten en leyenda no es bueno imprimirlos”.



























Ford, Wayne, Fonda, la caballería, el Monument Valley…la épica y la lírica de la conquista del Oeste narrada por el mejor director de la Historia del Cine. Eso es Fort Apache.


FOTOS:

TRAILER