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lunes, 25 de enero de 2016

LOS ODIOSOS OCHO

(The hateful eight) - 2015

Director: Quentin Tarantino
Guion: Quentin Tarantino

Reparto:
Samuel L. Jackson: Major Marquis Warren
Kurt Russell: John Ruth "La Horca"
Jennifer Jason Leigh: Daisy Domergue
Walton Goggins: Sheriff Chris Mannix
Tim Roth: Oswaldo Mobray
Michael Madsen: Joe Gage
Bruce Dern: General Sandy Smithers
Demián Bichir: Bob

Música: Ennio Morricone
Productora: The Weinstein Company
País: Estados Unidos

Por: Xavi J. Prunera. Nota: 8,5

“Cuando llegue al infierno, diga que le envía Daisy” (Daisy Domergue a John Ruth)

Si soy objetivo o no con mis reseñas no lo sé. Pero lo que sí sé, sin lugar a dudas, es que jamás he pretendido serlo. Y menos, con Tarantino. Un cineasta al que admiro y que nunca -repito: nunca- me ha decepcionado.


Dicho esto también me gustaría añadir que me considero una persona con criterio. O con cierto criterio, al menos. Como poco, el mío. Y ese criterio propio, personal e intransferible, me dice que “The Hateful Eight” no decepcionará a los que, como yo, admiramos a Tarantino. En primer lugar, porque su autor es fiel a sí mismo y no hace nada que no esperáramos de él. Y en segundo lugar, porque siendo incuestionablemente fiel a sus propios principios cinematográficos, con “The Hateful Eight” los rebasa y los sublima logrando su más preciada y genuina quintaesencia.



Así pues, si os gustan los personajes inequívocamente tarantinianos, en “The Hateful Eight” vais a encontrar unos cuantos. Si os gustan las frases y los diálogos para enmarcar, en “The Hateful Eight” no vais a saber con cuál quedaros. Si os gustan las explosiones de violencia tras una larga y dilatada calma tensa, en “The Hateful Eight” se os van a juntar algunas. Si os gustan los buenos planos, los encuadres perfectos y que las secuencias duren lo que tengan que durar, en “The Hateful Eight” lo tenéis asegurado.



Si os gusta que la música (en este caso, de un escalofriante Morricone ni más ni menos) enriquezca, si cabe, escenas de gran poderío visual, en “The Hateful Eight” lo vais a poder constatar más de una, de dos y de tres veces. Si os gusta el Spaghetti-Western, en “The Hateful Eight” descubriréis referencias. Si os gusta el humor negro, pero negro-negro —como el café de Minnie— en “The Hateful Eight” Tarantino os servirá no una, sino dos tazas. Y si os gusta un buen baño de sangre (con toque emotivo incluido) antes de levantaros de la butaca, os aseguro que ésta es vuestra peli. 



Pero si en algún aspecto Tarantino riza el rizo por encima de cualquier expectativa previa es, sin lugar a dudas, en el guión, en la trama. Una trama que podría haber firmado el mismísimo Alfred Hitchcock o la insigne Agatha Christie y que Tarantino va desmadejando sin prisa pero sin pausa. Administrando los tiempos y los recursos (elipsis, capítulos…) como solo un gran narrador sabe hacerlo y manteniendo el pulso, la fluidez y la tensión de la historia en todo momento hasta los títulos de crédito finales. Algo que no debe resultar nada fácil cuando manejas un metraje tan largo y una localización (la parada de postas en las montañas) que si bien no llega a ser tan claustrofóbica como había imaginado a priori, sí podemos considerarla —naturalmente— como cargada, viciada y explosiva hasta límites insospechados. Un polvorín, vaya.



Y si no le otorgo mayor puntuación, la verdad, es porque la primera media hora se me hizo algo remolona (la peli va, descaradamente, de menos a más), porque algunos secundarios están desaprovechadísimos (Samuel L. Jackson, Kurt Russell y Jennifer Jackson Leight, por otra parte, se “comen” a todos los demás) y porque siempre espero un poco más de Tarantino. Y algo me dice que su última obra maestra… aún está por llegar.

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Por: Valen García. Nota: 7,5

Bob: Parece que con eso me está llamando mentiroso, mi negro amigo.

Mayor Marquis Warren: ¡Sí, lo parece! ¡tiene usted razón! Pero aún no lo he hecho.

No me gustó que el cartel promocional rezara “La 8ª película de Quentin Tarantino”. Al principio pensé que podría tratarse de un simple y llano recurso de marketing pero, obviamente, a Tarantino eso no le hace falta. Por si fuera poco, la frasecita de marras estropea incluso el diseño realizado por BLT Communications, que recupera el estilo de las ilustraciones en los carteles cinematográficos. Pero es que, además, también la introduce en el trailer.



Y hoy he descubierto que Tarantino vuelve a autohomenajearse en los créditos iniciales de la película con la misma frase. Resumiendo: cuando al talento de QT se le suma la vanidad, a este director le da por regalarnos tonterías como ésta. Pero olvidemos este detalle y vayamos al grano. En capítulos, como le gusta a él.



Capítulo 1º - El engaño

Acabo de visionar un western, con una puesta en escena muy teatral, que transcurre al final de la Guerra Civil. Un western del que yo, francamente, esperaba mucho más. O mejor dicho: del que no esperaba esto. Un western que todo el mundo recordará, en un futuro, por una felación y un gran baño de sangre. 



Y aunque ya se sabe que de Tarantino siempre cabe esperar sangre, tiros, puñetazos, torturas y mucha charlatanería… ¿Por qué no me lo esperaba en “Los odiosos ocho”? Pues porque el trailer, perfectamente construido, nos engañaba con bellos paisajes nevados de Colorado y un ritmo trepidante. Porque nos vendió en el mismo trailer una vuelta al sistema Ultra Panavision 70 mm para captar escenarios inmensos y yo pensé, automáticamente, en la épica del western. Pensé en un renacer del western bien hecho. Pensé que todo iba a ser diferente a lo facturado por QT. Pero no. La cosa no ha sido así.



Los exteriores están ahí y son los que son pero el resto, el 90% de la trama, transcurre en el interior de una mercería, de una diligencia y de un granero. Y para ello no necesitaba para nada un formato cinematográfico obsoleto y tanto metraje. Pero, claro, como yo soy Tarantino y yo lo valgo… pues cualquiera le dice que no. Total, que al final todo acaba como siempre: con verborrea, tiroteos y derramamiento de sangre a tutiplén “marca de la casa”. 

Capítulo 2º - 100% Tarantino

Naturalmente, la criatura también tiene sus cosas buenas. Y aunque no me acabaron de convencer esos títulos iniciales, con los que "a priori" tendría que haberse lucido, debo reconocer que el arranque de la peli, con esos paisajes y esos personajes, me cautivó plenamente.

Y lo mismo, el guión. Un guión original del propio Tarantino repleto de humor negro que conduce al espectador donde quiere y que, en ocasiones, incluso despierta más de una sonrisa. Y es que “Los odiosos ocho” es una película entretenida, lenta, larga, violenta, sangrienta (en ocasiones, casi gore) que trata, desde un punto de vista general, de la política racial posterior a la Guerra de Secesión y, desde un punto de vista más íntimo, sobre desconfianza, odios y rencores. Por todo ello y más, a los admiradores de QT les encantará. Por todo ello, por saber colocar la cámara en el lugar preciso y por seleccionar planos muy efectistas, por supuesto. Una de las cosas que más me gustan de él.



Al margen de eso, no obstante, “Los odiosos ocho” posee detalles y singularidades que no me han pasado desapercibidas. Detalles como esos ingredientes directamente procedentes de “Reservoir Dogs”, como esos decorados que nos recuerdan a películas admiradas por su director como “El Gran Silencio” y “Hasta que llegó su hora”, como esos contraluces a lo “Centauros del desierto” o como esas dosis de intriga a lo Sherlock Holmes o Agatha Christie. 

Capítulo 3º - Tarantino tiene a Morricone

Una atmósfera, gélida e intrigante, perfectamente lograda. Unas partículas de polvo y de nieve que se aprecian en el ambiente. Unos halos de vapor que salen de las bocas al hablar. Unas magníficas luces volumétricas obra de Robert Richardson, el director de fotografía, que realiza un trabajo excelente.





Una decoración de interiores maravillosa a cargo de Yohei Taneda. Toda una serie de detalles que constatan, en definitiva, que “Los odiosos ocho” es una peli trabajada. Que cuida hasta el más mínimo detalle. Pero ninguno tan importante, sin lugar a dudas, como la partitura de Morricone, el músico italiano que, a sus 87 años, se va a llevar el Oscar a la mejor BSO que aún le deben.



Capítulo 4º - Los Act8res

QT se rodea de un gran elenco de actores de confianza a quienes saca lo mejor de ellos. El trabajo final yo diría que es muy correcto. Destacan una casi irreconocible Jennifer Jason Leigh, un gran trabajo de Kurt Russell y un valor seguro para Tarantino que es Samuel L. Jackson. Éste último y Walton Goggins, no obstante, un poco sobreactuados.



Capítulo 5º - Mi resumen

Pese a que la peli empieza muy bien, con planos y encuadres muy elegantes, lo cierto es que al cabo de un rato la cosa se tuerce. Me da la sensación que QT no puede continuar sin ser él mismo y su juego de preguntas y respuestas, sus repeticiones y su verborrea me agotan. Momentos interminables que alargan el metraje y no aportan nada. Me estoy refiriendo a cuando Michael Madsen se ata el pañuelo al cuello, a cuando van clavando los postes y la cuerda que conecta la mercería al granero y al retrete, a cada vez que deben cerrar la puerta de entrada clavando esos dos puñeteros tacos de madera...  Así pues, me sobra todo eso y la enumeración de capítulos, la voz en off, la cámara lenta y un buen par de arrobas de tinta roja. Y es que, Querido Quentin, como amante del western me quedo definitivamente con tu 7ª película.

Capítulo 6º - Puntazo final 

Eso sí: el diseño de los créditos finales, con sus puntitos y sus llaves “al estilo de antes”, es un bonito detalle para el espectador. Eso y la gran canción de Roy Orbison, por supuesto.

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Por: Güido Maltese. Nota: 7

John Ruth "La Horca": ¡Acércate! pero, recuerda... suave como la melaza!

Decepción, esto es lo que sentí ayer después de 3 horas sentado en una butaca del cine.

Decepción, sí, pero no toda la culpa es de Tarantino….fuí con tantas expectativas de ver una obra maestra y tantas ganas de disfrutar cómo un enano con diálogos maravillosos y una gran banda sonora, tantas ganas de vibrar con esa violencia final típica de Quentín y tanta ilusión por ver un nuevo gran western…que el batacazo fue mayor del que, en justicia, me infringió la película en sí.




Hacer una reseña con un sólo visionado y unas pocas horas después de dicho visionado, me resulta bastante complicado y, por añadidura, siendo la película tan reciente, procurando no contar nada que pueda dar pistas a los que no la hayáis visto aún. Aún así, intentaré daros mi opinión personal de la manera más objetiva posible.



En primer lugar, el metraje es excesivo para soportar un guión muy "justito”, unos diálogos banales y unas actuaciones “correctitas”. Cierto que no me aburrí ni desesperé en ningún momento, no sentí ganas de salirme del cine como me ocurrió con “El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford”, por ejemplo. Pero El bueno de Quentín no fue capaz de mantenerme pegado al asiento sin moverme por si me perdía algo, como hizo con “Django Desencadenado” en su día. Me pasé esa hora y pico de metraje que le sobra, deseando que llegase el final y eso no dice nada bueno a favor del film.



Veréis, la película tiene un inicio bueno, muy bueno incluso… la presentación de los personajes, el paraje dónde se desarrolla, la fotografía, los diálogos, etc, crean en el espectador ese sentimiento de “menudo peliculón voy a ver hoy!”, pero a medida que el film avanza y se convierte prácticamente en una obra de teatro, ese sentimiento va decayendo y tornándose en ese otro de “venga coño, que llegue el clímax final ya!”



Para mí, la culpa de todo esto la tiene, en gran medida, el guión….aparte de hacer algunas aguas que no puedo explicar por los spoilers, los diálogos, tan buenos y típicos en el cine de Tarantino, son aquí insulsos, sin fuerza, no logran engancharme, no tienen nada de especial. Esos diálogos maravillosos entre el doctor King Schulz y Django aquí no existen. Aquí son conversaciones banales que no aportan nada y, encima, se agrava con el excesivo metraje que tampoco nos aporta nada.



Las interpretaciones tampoco son nada del otro mundo. Kurt Russel pone su imponente presencia, pero poco más. Samuel L. Jackson su gran carisma, pero eso lo pone en todas sus actuaciones y acaba siendo siempre más de lo mismo (por lo menos en su gran papel de Stevens en Django nos daba algún que otro registro nuevo... y lo bordaba!). De Jennifer Jason Leigh había leído mucho sobre su gran interpretación en este film…pues para nada, está correcta y punto. Tim Roth, que siempre he tenido gran debilidad por él, sobreactúa exageradamente intentando ser Christophe Waltz… y la caga estrepitosamente! Michael Madsen es Michael Madsen, o sea, una cara y poco más. Bruce Dern muy correcto en su papel y, por encima de todos, Walton Goggins! Este sí que me ha sorprendido y gustado mucho! El mejor del elenco sin ninguna duda.



La película es técnicamente perfecta, estaría bueno lo contrario con las cifras que se manejan. Fotografía correcta, nada del otro mundo tampoco. Y la banda sonora, de mi amado Morricone, normalita, normalita (¡cómo me duele decir esto!).



En cuánto a los típicos homenajes de Tarantino, aquí tenemos muchos….desde guiños al Coronel Mortimer, a “El gran Silencio”, a Agatha Christie pasando por Hitchcock y, el que más me ha gustado: el personaje de L. Jackson se llama “Marquis Warren”, supongo que en clara alusión a ese director y guionista de serie B en los 50 llamado Charles Marquis Warren.



El clímax final, la sangre que todos esperamos ver con Tarantino, llega por fin a las dos horas y media… de esto no voy a hablar para no desvelar nada, pero sí diré que “Quentin se te ha ido la olla un poco más de lo normal… te has pasado!”



En fin, y para terminar ya, la película está bien (de hecho le pongo un 7 después de todo), no aburre, no defrauda en exceso y contiene (casi) todo lo que esperamos de Tarantino… pero me decepcionó! (Ya veremos con el paso del tiempo y nuevos visionados si me cambia este sentimiento!)

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Por: Jesús Cendón. Nota: 6

John Ruth "La Horca": Nadie dijo que ese trabajo fuera a ser fácil.
Mayor Marquis Warren: Tampoco dijeron que fuera a ser tan difícil.

No soy un fan de Tarantino pero reconozco que he disfrutado, y mucho, con sus películas. Me impactó la violencia seca y contundente de “Reservoirs Dogs”; en “Pulp Fiction”, su mejor filme para mí, las distintas historias encajaban perfectamente, “Jackie Brown” supuso un sincero y sereno homenaje al cine blaxpoitation; tanto “Kill Bill” como “Malditos bastardos” me entretuvieron además de contener escenas magistrales; y aunque me mosqueó “Django desencadenado”, porque creo que su ego nos impidió ver una película extraordinaria (malditos cuarenta últimos minutos), me divertí bastante viéndola. Todas ellas tienen una característica en común, son muy entretenidas.



Sin embargo “Los odiosos ocho” es tremendamente aburrida, una película con una larguísima primera parte en la que no avanza la historia y se pierde en diálogos interminables e intrascendentes, así como en situaciones repetitivas (¿cuántas veces tiene Tarantino que contarnos que la puerta está rota y necesita que se le claven dos maderas para permanecer cerrada o que la carta del Mayor la escribió Lincoln?) e insignificantes para la evolución del filme (¿A qué viene mostrar cómo aseguran un camino hacia el establo y otro a las letrinas si después no vuelven aparecer en la película, ni este hecho tiene valor dramático alguno?). Incluso el final caracterizado por su típica orgía de sangre se hace pesado e interminable al estar alargado de forma artificial. Y a ello tenemos que añadir personajes (el general Smithers) que no aportan absolutamente nada a la historia salvo dilatarla a través de un flashback bastante grotesco.



El resultado es una película plomiza y demasiado larga; y, como debería saber el director, no siempre una película grande es una gran película, no siendo necesario estirarla si no se cuenta con un guion que lo justifique.



Porque una película no sólo consiste en rodearte de un grupo de buenos profesionales sino en tener una buena historia que contar. Así, la cinta desde el punto de vista técnico (fotografía, dirección artística) es irreprochable, la banda sonora de Morricone aunque no contiene temas pegadizos es muy adecuada y Tarantino nos muestra una vez más que sabe situar y mover la cámara como pocos realizadores en la actualidad; pero el filme falla por la base, por el guion y, lógicamente, el resultado no puede ser bueno si el libreto en el que se fundamenta es tramposo y mediocre, carece de lógica y cuenta con fallos garrafales.



Atención a los que no hayáis visto la película porque a partir de ahora os puedo destripar la misma.

En primer lugar, Tarantino empieza con engañarnos mediante el título ¿Quiénes son los odiosos ocho y por qué? Los principales personajes son nueve y a ellos, en el tramo final, se le suma un décimo. Y en este último radica la mayor trampa del guionista-director. En una película no vale todo para atraer la atención del espectador. Así se saca de la chistera un conejo con el que obtiene un giro inesperado, pero es que ni tan siquiera lo había anunciado mínimamente sino que aparece por sorpresa y es posteriormente, a través de un desafortunadísimo flashback, cuando el espectador conoce de su existencia. Tarantino nos ha tendido una trampa que resta credibilidad al filme.



En segundo lugar, nos encontramos con el gran fallo que desmonta por completo la película. La banda de Daisy planea liberarla en una posta a la que esta llega por casualidad. Es decir, montan todo un plan con el asesinato de cinco o seis personas en un lugar en el que, en principio, la diligencia en la que viaja la condenada no suele pasar. Y llega Tarantino por si no nos hemos enterado y por dos veces a través de uno de los personajes afirma: “No solemos utilizar esta ruta pero nos hemos desviado por la tormenta”. ¡Ole tus narices, Quentin! Y sobre todo qué visión de futuro del grupo de forajidos que por la mañana, con un sol espléndido, intuyen la tormenta y el cambio de ruta de la diligencia. Aquí comienza mi gran duda ¿Estamos hablando de una película seria o Tarantino, contando con la respuesta entusiasta de su legión de admiradores, se está quedando con el espectador?



En tercer lugar el flashback. Desastre total. Es bastante improbable que una negra, recién acabada la Guerra de Secesión, fuera propietaria de una posta y pudiera tener el comportamiento que muestra en el filme; pero lo vamos a dejar pasar porque es Quentin Tarantino, el gran gurú. Ahora, lo que carece por completo de lógica interna es que una persona que no acepta ni a perros ni a mexicanos a los que profesa un odio visceral según ha comentado el mayor Marquis Warren, deje que Bob el mexicano se pasee como Perico por su casa antes de asesinarlos a todos. ¡Hombre Quentin aquí te has p’asao! O tiene fobia a los mexicanos y no los deja pasar a su establecimiento o no les tiene fobia.



Seguimos con inventos-errores y toca ahora hablar del hermano de Daisy, que se ha escondido en el sótano vaya usted a saber por qué, ya que eran, en principio, cuatro pistoleros contra un cazador de recompensas, ¿Son tan torpes que entre cuatro no pueden acabar con él o ha sido una trampa que nos ha colado Tarantino, como dije en el primer punto, para sorprendernos de forma artificiosa? A lo que iba. El pistolero agazapado dispara en sus partes nobles al mayor y este, lógicamente, cae. Pues el amigo, con sus santas narices, no le remata y tampoco se sabe el porqué. Claro, pasa lo que tiene que pasar que le vuelan la cabeza. Tarantino, a través de este personaje, demuestra, a pesar de su pasión por el spaghetti western, que no ha aprendido la lección de “El día de la ira”: Cuando dispares contra un hombre mátalo, si no antes o después te matará él a ti.



Y para no cansaros os dejo la última. ¿Alguien me puede explicar cómo dos hombres desangrándose, que apenas pueden sostener sus armas y menos moverse son capaces de ahorcar a una persona? Porque Tarantino, que precisamente no es amigo de la elipsis narrativa, elude la explicación.

En definitiva, una película tramposa y autocomplaciente de un director tan talentoso como egocéntrico y megalómano al que quizás, como al rey del cuento, se le debería decir que va desnudo; por lo menos en esta ocasión.

Por último comentaros, como anécdota, que el personaje interpretado por Samuel L. Jackson se apellida igual que un director y guionista de westerns televisivos y de serie B, Charles Marquis Warren, y siendo el filme de Tarantino no creo que sea casualidad.




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Carteles:






Bocetos:

Ubicación:
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TRAILER:




lunes, 4 de enero de 2016

DJANGO DESENCADENADO

(Django Unchained) - 2012
Director: Quentin Tarantino
Guión: Quentin Tarantino

Intérpretes:
- Jamie Foxx: Django
- Christoph Waltz: Dr. King Schultz
- Leonardo DiCaprio: Calvin Candie
- Kerry Washington: Broomhilda von Shaft
- Samuel L. Jackson: Stephen
- Walton Goggins: Billy Crash

Música: Varios
Productora: Sony Pictures - The Weinstein Company
País: Estados Unidos

Por: Xavi J. Prunera. Nota: 9

Django: ¿Qué es una recompensa?
King Schultz: Una especie de premio.
Django: ¿Matas personas y te premian?
King Schultz: A ciertas personas, sí.
Django: ¿Personas malas?
King Schultz: Cuanto más malas, mayor es la recompensa.


Teniendo en cuenta que tanto el spaghetti-western como Tarantino me encantan, era lógico y normal -hasta cierto punto- que también me gustara “Django unchained”. Con lo que no contaba, sin embargo, era con que la peli de Tarantino acabara empalmándome de forma tan rotunda y brutal. Porque sí, amigos, “Django unchained” no es una peli para todos los públicos. “Django unchained” es una peli -como vulgarmente se dice- para “empalmaos”.


Una peli para nostálgicos del spaghetti y para devotos de Tarantino. Pero también para todos los que creemos ciegamente en el cine como espectáculo visual. Como herramienta para generar emociones. Como vehículo para contar una historia en el que lo más importante no es la propia historia, si no cómo la cuentas. Y en ese apartado, como resulta obvio, Tarantino lo borda.



Y si no, ¿cómo es posible que un cineasta sea capaz de tenerte clavado a la butaca durante más de dos horas y media? ¿Cómo es posible que un cineasta sea capaz de resucitar un género en el que Leone lo había dicho absolutamente todo? ¿Cómo es posible que un cineasta sea capaz de superarse sin dejar de ser fiel a un estilo que ya no sorprende a nadie?


Pues con talento. Con talento, personalidad y oficio. Mucho oficio. Con unos personajes extraordinarios. Con unos diálogos brillantes. Con un sentido del humor acojonante. Con unas secuencias de acción espectaculares. Con unos paisajes fascinantes. Con una banda sonora tremenda. Con esa desfachatez y grandilocuencia que le caracterizan.


Con épica, lírica, métrica y hasta mensaje. Y con un respeto casi religioso, diría yo, por esos subgéneros cinematográficos (spaghetti-western y blaxploitation) que tanto y tan bien mamó desde mocoso.


Nueve puntazos, pues, para un cineasta que constata que aún le queda mucho cine en las venas y para una peli que, sin lugar a dudas, no desmerece en absoluto sus mejores obras. Es más, ya veremos si tito Quentin será capaz de mantener este nivelazo con “Los odiosos ocho” (The Hateful Eight), aunque... si lo consigue... habrá que ir haciéndole un sitio entre Ford, Peckinpah y Leone ¿no? ;-)



Los odiosos ocho (The hateful eight) 2015


(Reseña publicada por Xavi J. Prunera en FilmAffinity el 7-2-13)

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Por: Jesús Cendón. Nota: 7,5

Tengo que reconocer que “Django desencadenado” me gustó, que disfruté durante su proyección en el cine, que salí de la sala satisfecho, pero como me han gustado cientos de películas. Porque digámoslo ya, ni la película es la obra maestra que nos han vendido, ni Tarantino tiene el genio de, por ejemplo, John Ford, Howard Hawks, Akira Kurosawa. Jean Pierre Melville o Luis Buñuel, por citar algunos directores que han elevado sus películas a auténticas obras de arte.

Diréis, ya está Jesús con sus directores “viejunos”. Bueno, hagamos la comparación con directores más modernos como Coppola, Scorsese, Eastwood o, por qué no, Leone y con películas como las dos primeras partes de “El Padrino”, “Apolcalypse Now”, “Taxi driver”, “Uno de los nuestros”, “Sin perdón”, “One million dollar baby”, “Hasta que llegó su hora” y “Érase una vez en América”. Yo no sabría con cuál quedarme de las nueve citadas pero tendría claro que las escogería antes que a “Django desencadenado”.

Y es que cuando pienso en esta película me viene un verbo al cerebro: relativizar. Es tal la atonía y el infantilismo del cine actual que tendemos a elevar a los altares a cualquier película o director que se sale de la mediocridad, apunta cierta originalidad y se muestra políticamente incorrecto.

Tarantino es un buen director e, incluso, en ocasiones brillante; un realizador inteligente que ha sabido aprovechar su vasta cultura cinematográfica para unas veces calcar y otras reinterpretar los filmes que le fascinan. Y en eso radica su valor, el haber reivindicado generalmente el denominado cine de serie B y géneros denostados (spaghetti, blaxploitation, artes marciales) en producciones lujosas.

Y todo eso es “Django desencadenado”. Una película irregular, por momentos deslumbrante, con escenas de una gran impronta visual y con personajes inolvidables junto a otros poco definidos. Un filme autocomplaciente, grandilocuente y de excesivo metraje (Tarantino parece no conocer la elipsis), con unos últimos cuarenta minutos en los que la película no está a la altura, con un guion poco elaborado en el que determinados acontecimientos ocurren porque sí y con los peores tics del director.

¿Es una mala película? Por supuesto que no, e incluso es superior a la mayoría de los filmes que se estrenan en la actualidad pero, sin duda, no es única, ni tan siquiera en el género del western; aunque a Tarantino le hayan convertido en el gran pope del cine actual.

TRAILER