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lunes, 1 de febrero de 2016

HORIZONTES LEJANOS

(Bend of the river) - 1952

Director: Anthony Mann
Guion: Borden Chase

Intérpretes:
- James Stewart: Glyn McLyntock
- Arthur Kennedy: Emerson Cole
- Julia Adams: Laura Baile
- Rock Hudson: Trey Wilson
- Jay C. Flippen: Jeremy Baile
- Chubby Johnson: Capitán Mello
- Harry Morgan: Shorty

Música: Hans J. Salter
Productora: Universal Pictures
País: Estados Unidos

Por: Jesús Cendón. Nota: 8,5

“Cuando una manzana está podrida si no la tiras a la basura echa a perder a las demás” “No es lo mismo un hombre que una manzana” (conversación entre Jeremy Baile, el jefe de los colonos, y Glyn McLyntock).

Segunda colaboración entre Anthony Mann (director), James Stewart (actor), Borden Chase (guionista) y Aaron Roosenberg (productor) que, con claras connotaciones bíblicas, aborda el tema de la difícil reinserción de los delincuentes en la sociedad a través de tres pistoleros que mantienen a lo largo de la película posicionamientos morales y éticos diferentes.




El filme narra las peripecias de una caravana de colonos que parten de Missouri (lugar de depravación y vicio) a Oregón buscando, al igual que el pueblo judío más de 3.000 años antes, la Tierra Prometida; en donde pretenden fundar una nueva colonia basada en el trabajo, la justicia y la paz. Para ello, contratarán a Glyn McLyntock (magnífico James Stewart) un guía que cuenta, al igual que Moisés, con un turbio pasado y se embarcará en un viaje, no sólo físico sino también existencial con el objeto de redimirse de su vida anterior.



Así Glyn, en determinado tramo de la película, será consciente de que la vida de los inmigrantes se encuentra en sus manos y no dudará, a pesar del peligro, en enfrentarse a aquellos que amenazan con acabar con la existencia de la comunidad de la que ha comenzado a formar parte. Su proceso de redención ha culminado, demostrando de esta manera que los hombres no son como las manzanas y pueden cambiar.



Junto a él Emerson Cole (memorable Arthur Kennedy), otro siniestro personaje que, atraído por el becerro de oro (los cien mil dólares ofrecidos por los mineros a cambio de las provisiones de los colonos), terminará por traicionar a su amigo.




Por último, nos encontramos con Trey Wilson, encarnado por un joven Rock Hudson, quien, al igual que el personaje de Laura (la habitual en este tipo de producciones Julia Adams), mantendrá una posición ambigua. Así, se verá atraído inicialmente por la riqueza pero terminará posicionándose a favor de los colonos.


Junto al tema principal de la redención se abordan otros como el de la construcción de los EE.U, con la marcha de los colonos al oeste en el que vivirán todo tipo de vicisitudes hasta poder asentarse; o la corrupción y el abuso del poder, al ser víctimas los inmigrantes de la ambición del cacique del lugar que especulará con los alimentos inicialmente vendidos a estos ante la posibilidad de obtener un mayor precio por ellos debido a su creciente demanda por parte de los mineros recién llegados.


En definitiva, estamos ante un excelente western de ritmo trepidante, sin tiempos muertos, con una magnífica utilización del fuera de plano; en el que el paisaje, como era habitual en Anthony Mann, se convierte en un elemento dramático más, y con secundarios difícilmente olvidables, como el capitán del barco al que se debe la frase más famosa de la película: “Nunca debimos abandonar el Mississippi”. 




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