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domingo, 20 de diciembre de 2015

GRUPO SALVAJE

(The Wild Bunch) - 1969

Director: Sam Peckinpah
Guión: Walon Green y Sam Peckinpah

Intérpretes:
- William Holden: Pike Bishop
- Ernest Borgnine: Dutch Engstrom
- Robert Ryan: Deke Thornton
- Warren Oates: Lyle Gorch
- Ben Johnson: Tector Gorch
- Edmond O´brien: Freddie Sykes
- Jaime Sánchez: Ángel
- Emilio Fernández: Mapache
- Strother Martin: Coffer
- L.Q. Jones: T.C.

Música: Jerry Fielding
Productora: Warner Bros.
País: Estados Unidos

Por: Güido Maltese. Nota: 9

Dutch: “¡Maldita sea ese Deke Thornton!!!”
Pike: “¿Qué harías tú en su lugar?....¡ha dado su palabra!”
Dutch: “¡Le dio su palabra a un ferrocarril!!!”
Pike: “¡Es su palabra!!!”
Dutch: “¡Eso no importa!!!....¡Lo que importa es a quién se le da!!!”

Tengo el gran honor de encargarme de esta reseña que da nombre a nuestro blog.....gracias a mis compañeros Jesús, Valen y Xavi por no discutir en ningún momento sobre quién sería el responsable de la reseña “estrella” que da nombre a nuestro grupo de amantes del Western.


¿Qué es lo que me atrae a mí del western?: ¿Los tiros? ¿Los grandes espacios? ¿Las armas? ¿Las peleas?....nada de eso, debo ser muy romántico, porqué lo que a mí me llena de las películas del Oeste son la Amistad, la Lealtad, el Honor y el Orgullo que se describen en muchas de ellas. Y esta que nos ocupa tiene grandes dosis de todo ello, de ahí que sea uno de mis westerns preferidos. Si a esto le unimos que está dirigida magistralmente por el sin par Sam Peckinpah e interpretada notablemente por unos grandes actores del Hollywood clásico (Holden, Borgnine, Ryan, O`Brien...), del que soy gran amante también, pues me presenté voluntario sin dudarlo para  comentar este grandioso film e intentar darle la dimensión que se merece.


Ante todo, hay que dejar claro que estamos ante un western de los denominados “crepusculares”. De hecho, aunque existan antecedentes que veremos a continuación, lo considero el western que inauguró el término “Crepuscular” en el género.



En 1956, John Ford, en una de sus obras maestras, nos adelantó un esbozo del personaje “crepuscular” encarnado por Ethan Edwards en “Centauros del Desierto”. Ese hombre que no encuentra su sitio en los tiempos que corren, que no es capaz de cambiar y adaptarse a las nuevas formas de vida de los que le rodean, que permanece anclado en el pasado, dónde la ley del más fuerte y la violencia decidían la suerte y el destino de uno.


John Ford retoma el personaje en el 62, está vez representado en Tom Doniphon en la magistral “El hombre que mató a Liberty Valance” y el mismo Peckinpah, también en 1962, nos regala esa joya que es “Duelo en la Alta Sierra” en la que unos maduros Randolph Scott y Joel McCrea bordan unos personajes en el ocaso de sus vidas de rudos hombres de armas y violencia. También Sergio Leone, en 1968, le da un tono crepuscular a su colosal “Hasta que llegó su hora”, no hay más que recordar la conversación entre Harmónica (Bronson) y Frank (Fonda) al final de la cinta: “Hombres, una vieja raza...llegarán otros Morton y la harán desaparecer”.

Bien, una vez introducidos los antecedentes (seguramente hay más, pero creo que no hace falta profundizar más en el tema), llegamos a 1969 y a “Grupo Salvaje”, Pike Bishop y su banda llegan a una ciudad, haciéndose pasar por soldados, para asaltar el banco; lo que no saben es que los hombres contratados por el ferrocarril y capitaneados por Thornton (antiguo miembro de la banda y amigo de Pike) les esperan emboscados en los tejados. Un espectacular tiroteo, de una violencia inusitada, cruda y cruel, nos sirve de antesala para iniciar un viaje con Pike y los suyos hacia el ocaso.


Pero empecemos por desgranar los personajes de esta gran historia de amistades, lealtades y honor. Por un lado tenemos a la banda de Pike Bishop, hombre duro y curtido tras una vida de atracos y robos, que no duda un segundo en pegarle un tiro a uno de sus hombres herido con tal de no aminorar la marcha y seguir huyendo hacia México. Dutch, mano derecha de Pike y fiel escudero, siempre dispuesto a enfrentarse con cualquiera que se oponga a su amigo. Lyle y Tector Gorch, hermanos inseparables y algo cortos de entendederas, que necesitan de un jefe como Bishop que piense por ellos. Ángel, miembro de origen mexicano y el viejo Sykes, encargado de esperarles en la frontera con caballos de refresco. Peckinpah juega muy bien con los roles de los componentes de la banda. Vemos que el grupo está dividido en cuánto tocan el tema del reparto. De un lado Pike y Dutch y, de otro, Lyle y Tector, quedando Ángel y Sykes un poco a la expectativa, pero todos acaban riendo a carcajadas juntos, demostrando que son un grupo compacto, unido. A lo largo del film asistimos a varias de estas escenas que acaban en camaradería. Memorable la que todos se pasan la botella de whisky entre ellos saltándose el turno de Lyle y hasta su hermano Tector le gasta la broma.


Por otro lado está Thornton, que ha hecho un trato con el ferrocarril: atrapar a Pike para no volver a la cárcel de Yuma. Unos flashbacks nos descubren que Pike y él eran amigos y los maltratos que sufrió en prisión, por lo que prefiere cazar a su amigo que volver allí. Sus hombres son unos cazarecompensas andrajosos y sin moral que disfrutan disparando contra lo que sea, destacando entre ellos Coffer y T.C., máximos exponentes de lo peor de la naturaleza humana (aquí me gustaría comentar la similitud que veo con los personajes del Spaghetti Western: sucios, despiadados, amorales)

Peckinpah elabora y define perfectamente las diferencias entre perseguidos y perseguidores; los primeros con un código de honor y los segundos sin más código que la codicia por las recompensas, a excepción de Thornton, que se debate entre la traición que está cometiendo y el miedo a volver a prisión.


Una vez adentrados en México, y siempre perseguidos por Thornton y los suyos, la banda se topa con el corrupto general Mapache y sus tropas federales. Aunque Ángel, en un arrebato de locura y celos, mata a su novia que es la prostituta de Mapache, consiguen el encargo de robar un tren de armas en la frontera a cambio de 10.000$. Una vez cumplida la misión, Mapache retiene a Ángel y Pike intenta comprarlo a cambio de su parte del botín. Mapache se niega y, ante la gran cantidad de soldados, nada pueden hacer, así que deciden beber y buscar consuelo y descanso con las prostitutas del cuartel. Pero ninguno olvida lo sucedido y cuando Pike entra en la habitación de Lyle y Tector, le basta una palabra para que le sigan: “Vámonos”...cuando Dutch les ve salir a los tres, su sonrisa de satisfacción nos indica lo que va a suceder a continuación: una de las escenas más violentas y sangrientas del western! Mapache accede a entregarles al maltrecho Ángel, pero en el momento de soltarlo lo degüella sin compasión delante de sus cuatro compañeros y la reacción de estos ya forma parte de la historia del Western y del Cine.


Peckinpah borda su labor de dirección en la que, para mi gusto, es su mejor película, pero no hay que olvidar que sin la magnífica fotografía de Lucien Ballard y la gran labor del diseño de producción el resultado no habría sido tan espectacular.


Siendo un western crepuscular, la acción está mucho más presente de lo habitual en este tipo de producciones, que suelen ser más pausadas para realzar ese “ocaso del pistolero”. Aquí Peckinpah marca la diferencia con el resto, combinando perfectamente la acción y el lirismo del film y no cayendo en ningún momento en periodos de calma excesivamente largos.


Cada personaje está perfectamente definido, tanto individualmente cómo parte integrante de un grupo.




Las dos grandes escenas de tiroteo son una obra maestra, aunque el tiroteo final siempre quedará en la historia del Cine y será la seña de identidad del film. Las ralentizaciones de cámara, la sangre tras los impactos de bala, la coreografía de los actores y extras, la violencia sin concesiones, todo está perfectamente engranado para conseguir un resultado visualmente espectacular.



El guión, impecablemente desarrollado, sin altibajos, sin derivas ni desconexiones que nos hagan relajarnos del visionado. El ambiente crepuscular del film durante todo el metraje es más que evidente. Unos hombres ya maduros que pretenden dar su último golpe y retirarse a una vida más tranquila (ojo a la escena en que a Pike se le rompe el estribo y sube al caballo a duras penas mientras Tector cuestiona su liderazgo), Una época que ya no es la suya, pero los valores que les impulsan en la vida siguen totalmente vivos en ellos: Esa Amistad, Lealtad y Honor de las que hablaba al principio están presentes durante toda la película; prefieren mantenerse fieles a sus principios aunque sepan que eso les llevará a la muerte, una muerte que siempre supieron que llegaría, pero que sólo aceptan por la lealtad debida al compañero caído y el orgullo herido. La Amistad sin casi palabras, sólo bastan unos gestos para entenderse, una mirada. “Vámonos”, dice Pike, “¿Por qué no? contesta Lyle después de una breve mirada a Tector... y al salir, Dutch lo entiende perfectamente y su sonrisa nos muestra el alivio del que sabe que no podría vivir traicionando sus principios, su honor. La muerte de los protagonistas, defendiéndose unos a otros hasta el final; “Vamos Dutch, maldita sea!!”, “Pike, Pike...Pike, Pike”. El respeto de Thornton al llegar al lugar de la matanza y recoger el revólver de Pike, su código de honor enviando a sus hombres hacia la muerte. Todo el film nos narra el final de una época, el final del viejo oeste, el final de los pistoleros y, sobretodo, el final de la concepción de unos valores fuertemente arraigados en unos hombres que pertenecieron a otros tiempos, hombres duros y despiadados pero leales a sus principios hasta sus últimas consecuencias, hasta la muerte...


“¿Y nosotros, Pike? ¿Crees que hemos aprendido algo al equivocarnos hoy?”
“Espero que haya sido así”
Evidentemente, no lo fue!



Las interpretaciones son otro de los logros del film, Holden, Borgnine y Ryan magistrales, pero los secundarios no desentonan: Oates y Johnson están sublimes, O`Brien inmenso y Strother Martín bordando el papel de loco desequilibrado. Las localizaciones perfectas, con algunos parajes realmente bellos y apoyados por la espectacular fotografia de Ballard. La música de Fielding, sin llegar a ser una maravilla, acompaña perfectamente durante todo el metraje. Mención especial a los títulos de crédito, con esas paradas de la acción tornándose en fotos fijas en blanco y negro solarizado.



Por último, comentar un detalle que se repite durante todo el film: los niños.



Presentes desde la primera escena, echando un escorpión a las hormigas para después prenderles fuego, abrazados en medio del tiroteo, en Agua Verde, el niño que le lleva el telegrama a Mapache en medio de la batalla, el bebé de la prostituta, etc,,, Niños en casi todas las escenas.



No logro descifrar el mensaje, pero algo nos quiere decir Peckinpah.
“Todos soñamos con volver a ser niños, incluso los peores de nosotros... tal vez más que nadie”, le dice el viejo en Agua Verde a Pike. ¡Os toca buscarle el significado!


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Por: Xavi J. Prunera. Nota: 9

Llevo más de quince años a la caza y captura de un western que pueda situarse al nivel de “Hasta que llegó su hora”, la mejor película del oeste de la historia del cine. Incomprensiblemente, hasta ayer noche no había tenido ocasión de visionar “Grupo salvaje”. Increíble, pero cierto. La tenía ahí, acurrucadita en un rincón, como hacemos con un buen vino o un buen whisky. Esperando la ocasión. Esperando ese momento especial para degustarla con placidez y fruición. Anoche descorché y desvirgué “Grupo salvaje”. Bueno, tal vez lo más correcto sería decir que “Grupo salvaje” me metió un par de ostias y me quitó la caraja de encima. Yo que creía que con los spaghettis de Leone ya había visto todo lo que quedaba por ver!!! Craso error. Peckinpah es mucho Peckinpah. Ahí queda eso.

Por fin me di cuenta a qué se refería la gente con esa manoseada expresión de “crepuscular”. Crepuscular es “Grupo salvaje”. Crepuscular es corroborar que a pesar de esa violencia gratuita que impregna la peli, que a pesar de esa amoralidad y anarquía que la caracteriza y que a pesar de ese profundo desencanto aliviado a base de putas, risotadas y lingotazos se esconde, subrepticiamente, un férreo código de honor. Un código fraguado a base de sangre, balazos y polvo. El polvo de México. Territorio de inadaptados. Territorio de hormigas y escorpiones.

(Reseña publicada por Xavi J. Prunera en FilmAffinity el 2-9-07)

TRAILER

7 comentarios:

  1. Gran reseña de seguramente uno de los grandes western de la historia.
    Tiene lo mejor del western "clasico" y sin duda se encarga de inventar el western "moderno".
    Dios, me han entrado ganas de volverla a ver...

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    1. Jajaja....eso es bueno! Quiere decir que tanto Xavi como yo hemos logrado transmitir algo en las reseñas! Gracias Julio...

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    2. Julio, yo nada mas leer las reseñas me la puse en el DVD. Obra maestra, de diez. Lo que pasa es que estos dos son unos cicateros.

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  3. Sí, es lo bueno que tienen las grandes reseñas, Julio: que te impulsan a ver o a volver a ver las pelis de las que tratan. Y si además la ha escrito Güido, el forofo más forofo del western que conozco... pues aún más!! ;-)

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  4. Esta tengo recuerdo de verla al cine aún adolescente y que me encantó,tendré que volverla a ver porqué ya no me acuerdo.De todos modos fué una de las pelis que me acercó al genero western y SW,saludos.

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  5. Es discutible llamarle western a esta pelicula. En la critica hecho de menos comentarios sobre el contenido antropologico presnte en varias escenas como la liga antialcoholica, la fiesta en Aguaverde, los indios con el machete en las montañas...

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